lunes, 26 de noviembre de 2007

Cuento y Final Feliz

En un Mundo desconocido...

…un cuento que paseaba por una pradera que se llamaba Historia.

Iba tan tranquilo saltando entre las flores silvestres del lugar y se encontró con un Final Feliz que estaba triste. Nuestro cuento no entendía la tristeza del Final Feliz, así que empezó a hablarle:

- Final Feliz, ¿qué te pasa?

Y Final Feliz le miró tranquilamente a los ojos con lágrimas en los suyos y le contestó:

- No tengo cuento.

El protagonista de nuestra historia comprendió que él tampoco tenía final…

Se quedaron juntitos sentados y tristes sin comprender la solución del problema, pero finalmente Cuento se levantó y le dijo a Final Feliz que fueran juntos a buscar un final para el Cuento y un cuento para Final Feliz. Final Feliz aceptó.

Cuando giraron la esquina Final Feliz vio cómo Cuento le miraba el culo. “Es un guarro este cuento.” Pensaba Final Feliz mientras Cuento elucubraba: “Con ese culito no sé cómo no tiene cuento”.

Salieron los dos juntos a la discoteca para ver si encontraban ahí cada uno su parejita. Había muchos cuentos y muchos finales, pero estaban comprometidos entre ellos. Aún así algún que otro cuento se acercaba a Final Feliz para echarle un piropo, pero Final Feliz no escuchaba ni echaba cuenta.

Cuando salieron de la discoteca Final Feliz y Cuento este último le preguntó:

- ¿Has encontrado algo al final?

Mientras pensaba: “Con todos los cabrones que se le han acercado seguro que ha encontrado a varios y no sabe a cuál elegir.” Y Final Feliz desilusionado contestó:

- Pues no se me acercaba nadie. Con lo infeliz que soy, nadie me quiere como suyo.

Y Cuento respondió:

- Pues entonces serás mi Final Feliz.

Y Final Feliz aceptó.

martes, 20 de noviembre de 2007

Moralejas

En un Mundo desconocido...

... Don Pájaro descubrió una cosa muy extraña y se lo contó a su hijo:

- Muy alto, en el cielo, más arriba de las nubes, donde habitan las estrellas, hay un niño pequeño que tiene miedo a la vida. No sabe hacer nada y no quiere aprender a hacerlo. Siente pavor ante el hecho de que se caerá, y no se levanta del suelo, tiene pánico a que no sabrá caminar, y no se mueve del sitio. Siempre anda aburrido molestando lo que pase a su lado con llantos que desquician al mismísimo Don Paciente. Hijo, nunca tengas miedo a volar porque en esta vida hay muchas cosas bonitas que descubrir. Si un día te caes, vuelve a desplegar las alas.

El hijo impaciente por descubrir lo que se siente cuando el viento te levanta hasta lo más alto del cielo desplegó sus alas para dejarse llevar. No esperó los consejos de su padre para hacerlo de manera adecuada y el viento le llevo muy, muy arriba sin que Pajarito controlara la situación. Chocó contra el niño que estaba en los cielos...

El niño empezó a llorar cuando sintió el impacto y Pajarito asustado quiso huir de ahí. Cuando fue bajando por el firmamento empezó a caer una gran tormenta. Truenos, rayos, lluvia, viento. Una gran confusión sintió en su cabeza.

Se cayó, impactó contra el suelo. Se dió un gran golpe en la cabeza y estuvo muy confundido durante varios minutos. Se sintió fuera de control y casi no recordaba nada. Sólo tenía la imágen en la cabeza de un niño lloriqueando.

La lluvia le resbalaba por el pico y supo entonces que tenía que volver a su casa, ¿pero dónde estaba? Escuchó las palabras de su padre: "Si un día te caes, vuelve a desplegar las alas." Y así hizo... desplegó las alas.

El vendaval le alzó en el cielo y le llevó muy lejos, seguía volando y volando sin aletear porque nadie le ha enseñado a hacerlo. Voló y voló muy lejos de donde estuviera. Hasta que chocó contra un nido y se aposentó ahí, junto a más pajaritos.

Don Pájaro descubrió con el tiempo que su hijo no se encontraba donde debería estar y le entró el verdadero pánico. "¿Qué habrá hecho mi hijo? ¿Dónde estará y qué le pasará?". Aún así salió en su búsqueda, a pesar del viento, a pesar de la lluvia, a pesar de los rayos, a pesar de los truenos. Y por más que volara no podía descender, no podía controlar la fuerza del viento que le llevaba hacia arriba.

Aturdido se levanta después de chocar contra algo muy duro: la rodilla del niño llorón. Y Don Pájaro se dignó a hablarle para intentar calmarle. El niño se calmó, y el tiempo se tranquilizó. Don Pájaro empezó a atar cabos y llegó a la conclusión que el niño controla el tiempo que hace en el planeta. Así se lo hizo saber:

- Hola, soy Don Pájaro y ya nos hemos visto una vez. Creía que eras un verdadero inútil, pero no es así.

- ¿No? ¿No soy un inútil? Pero si no puedo levantarme porque las piernas me tiemblan. Lo único que sé hacer es llorar desconsoladamenete (snif, snif).

- Y ahí es donde reside tu utilidad. Aunque no te lo puedas creer en la Tierra existen las lluvias y el mal tiempo. Alguien tiene que controlar ese Tiempo que hace en la Tierra y creo que tú eres el encargado. Cuando lloras, llueve y cuando lloriqueas, truena.

El niño se quedó pensativo durante un tiempo y empezó a buscar ventajas a controlar el tiempo.

- Intentaré ser más responsable con él. -y una sonrisa cruzó su cara alegre.

Don Pájaro volvió a bajar de las nubes y se encontró con el tiempo calmado. Siguió en la búsqueda de su hijo y finalmente lo encontró en otro nido.

Juntos se fueron de nuevo a su casa y Don Pájaro le contó la historia a su hijo con una pequeña moraleja: "Todos tenemos nuestra misión."

domingo, 18 de noviembre de 2007

Los Finales Felices Desconocidos

En un Mundo desconocido...

...no todos los cuentos tenían finales felices.

Todo el mundo que escucha un cuento que no tiene final feliz siempre se pregunta dónde está el final feliz de la historia. Yo tengo el secreto.

Está en un mundo paralelo donde todos los finales felices desconocidos se toman una taza de café (o de té con leche) junto a unas pastitas cubiertas de chocolate.

Se cuentan sus finales no contados y los finales malvados que les han sustituido. Tardan años y años en terminar de contar sus finales y porqué no han sido contados. Esto les hace particularmente feliz, es como si alguien les contara aunque sean ellos mismos.

Todos los finales felices no contados tienen un secreto, pero ninguno le cuenta a otro cuál es.

Y colorín colorado, aquí el cuento no ha acabado.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Pelusa y Plastilina

En un Mundo desconocido...

...una pelusa inquieta quería investigar el mundo al que estaba destinado en su último viaje.

La vez anterior le tocó compartirlo con una escoba bastante molesta, a la que no le gustaban las pelusas, por lo que intentaba hacerle daño en cuanto pudiera.

Pero le prometieron a nuestra pelusa que esta vez sería diferente, que su compañero era muy agradable, tolerante y educado. De hecho tenía mucho trato con personas pequeñas, que se le daba muy bien tratar con ellas y demás.

A la mañana siguiente pelusilla se encontró con un trozo de plastilina delante de la puerta muy atractivo. Pudiera ser incluso que pelusa le tuviera envidia por el éxito que seguro que tiene plastilina con las mujeres, pero esto último jamás se lo dijo.

Se subieron juntos al taxi después de las oportunas presentaciones y se fueron muy lejos, muy lejos en el avión que fletaron para volar al país del Todo y Jamás.

Allí descubrieron muchas aventuras juntos y se lo pasaron realmente genial. Pero llegó el día de la vuelta, de la despedida... porque en el contrato había una cláusula que no les permitía volver a verse fuera del trabajo adjudicado para ambos.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Vista de Águila

En un Mundo desconocido...

...un águila voló por los cielos y vió con sus preciosos ojos dorados un campo desolado donde los árboles eran grises. Siguió volando para más adelante y pudo observar cómo el campo más se desolaba. Continuó por el sendero de su vida y el campo más triste se quedaba.

En aquél momento recordó los colorines de los campos que su madre le enseñó, la cantidad de árboles de los bosques que su padre le mostró, y no pudo más que derramar unas lágrimas azules por los tiempos pasados donde los árboles tenían colores y los bosques estaban llenos de árboles.

Ahora sólo puede ver a los árboles más fuertes y otros recién nacidos, la hierba gris y los árboles descoloridos.