viernes, 21 de diciembre de 2007

Un Tigre Mirlado

En un Mundo desconocido...

... un tigre blanco que se comió un mirlo blanco.

- ¿Por qué hiciste eso? -preguntó el león al tigre blanco.

- Porque quiero ser tan extraordinario como un mirlo blanco.

- Deja de ser tan creído, que ya tienes bastante con ser un tigre blanco.

- Pero quiero más, siempre voy a querer más... -"A alguien conseguiré destronar".

Todo el mundo dejó de admirar al tigre blanco y más que despreciarlo se dedicaron simplemente a desprestigiarlo. Dejaron incluso de tenerle miedo porque sólo iba por las presas más grandes y difíciles.

El tigre dejó de encontrar presas que merecieran ser atacadas y amenazó con marcharse del lugar. Al encontrarse rechazado por el resto de su sociedad se sintió realmente muy herido.

- Me he comido un mirlo blanco y soy un tigre blanco, por lo tanto soy muy especial, ¿por qué os da igual que me fuera?

Nadie le respondió, simplemente se dedicaron a darle la espalda. El tigre huyó de allí.

Una vez fuera siguió sin encontrar ningún reto que se preciara, así que cada vez se alejaba más y más... hasta encontrarse con la raza humana. Se cruzó de frente con un poblado entero y al estar bastante ambriento decidió atacar a uno de aquella raza que no se comportaba como animal e incluso merecía morir. Parecían débiles, así que sería muy fácil, no tendría ni que ocultarse entre la hibera para pillar al más grande de todos...

Mientras se acercaba veían cómo ellos le miraban y se movían inquietos de un lado a otro, pero no huían. Olía el miedo a donde quisiera mirar, pero no sentía el pánico que debían respirar. Mientras tanto se acercaba.

¡¡¡BOOOM!!!

Desorientado por el trueno sin tormenta que sonó salió corriendo para atrás huyendo de aquellos seres que teniendo miedo no sentían pánico...

Volvió a las semanas para investigar a ese animal corrupto. Otra vez la misma escena... pero esta vez se quedó a mitad de camino de la huido y se volvió para seguir estudiando su reacción. "Son como mirlos blancos". Y fascinado quiso cazarlos a todos para alimentarse de su extraordinariedad.

Por supuesto que no consiguió ni un sólo de su ejemplar y perdió bastante sangre, consiguiendo diversas marcas de guerra que preferiría no exhibir nunca.

Acabó volviendo a su lugar en la selva, donde vivía desde el principio de esta historia, y al verle tanto sufrimiento a cuestas sus compañeros decidieron volver a aceptarle, y él consiguió aprender las lecciones que le enseñó la experiencia:

- Si te comes un mirlo blanco, no te conviertes en mirlo blanco.

- Las cosas no son lo que parecen.

1 comentario:

Katty dijo...

Mirlado...joer.."si te comes un mirlo no eres un mirlo" "dont be water my friend" jajaja
Besitos