viernes, 28 de diciembre de 2007

Felicidades en Killolandia

En un Mundo desconocido...

... llamado Killolandia hubo un duende que vivía feliz. Y todos cantaron:
Feliz, feliz en tu día,
amiguito que Dios te bendiga,
que reine la paz en tu vida
¡y que cumplas muchos más!
Aunque atrasadas, el Duende que no se sabe dónde está también se merece una felicitación especial. No esperéis ver muchas por aquí, pero este duende se lo merece.

Por felicitarnos a todos, por querernos a todos y por amenizarnos a todos esos lunes de la semana...

martes, 25 de diciembre de 2007

Piedras de Regalo

En un Mundo desconocido...

... no existía la costumbre de dar regalos. Siempre había que devolver el dinero que costaba, aunque pillara por sorpresa. Nadie sabía lo que era la generosidad.

A una niña pequeña le gustaban las piedras, le gustaba recoger piedras del suelo y guardarlas en un frasco de cristal para recordar los sitios por donde había pasado.

Un bueno día un amigo se iba de viaje a otro país, un país de donde no tenía ninguna piedra, y le pidió que le trajera una piedra de ese país.

Cuando volvió el amigo le preguntó por su piedra, recordando todos los días que había rezado que no le costara muy cara. El amigo se la dió y ella se puso muy contenta. Le preguntó cuánto le tenía que dar y se quedó muda cuando el amigo le dijo que no tenía que darle nada, que es un regalo.

Enseguida le recriminó que no podía hacer eso, que eso no era justo. No sabe lo que es un regalo, pero que se lo quedara si no le cobraba nada. El amigo intentó explicárselo.

"Un regalo es cuando yo quiero darte algo, pero no quiero que me dés nada de vuelta. Te lo doy, porque te quiero mucho y te aprecio como amiga. No tienes que darme nada si no quieres dármelo. Y si me lo das, también será un regalo."

La niña se puso a pensar el mejor regalo para su amigo. Pasaron los años y no se le ocurría nada, mientras que intentaba averiguar qué era lo más justo para regalarle a su amigo. En cambio él le traía piedras de todos los lugares que visitaba, porque tenía que viajar mucho con su padre. Todas las piedras se las regalaba con mucho amor y cariño envueltas en un lazo rojo, para que ella supiera que eran regalos.

La niña se hizo mujercita y vió como su colección de piedras dejó de caber en los cajones de una cómoda que tenía. Su amigo era el único que le hacía regalos y empezó a sentir una cosa muy extraña por él. Cada vez quería menos que viajara tanto y se quedara más con ella. Su colección de piedras seguía aumentando.

Un buen día se dió cuenta de lo que significaba esa extraña sensación y consiguió averiguar el mejor regalo para él. Escribió una carta, cogió un lazo rojo y se la ató al cuello. Cuando volvió a ver a su amigo éste le cogió la tarjeta y leyó:

"Amigo mío,

Tus viajes me dejan en ascuas cuando no estás y el corazón me salta con tu vuelta. Al principio eran por las piedras, pero ahora han dejado de ser el motivo. No quiero que te vayas sin mí, no quiero que me vuelvas a dejar nunca y dado que no te he regalado nada en todos estos años, te regalo lo más valioso para mí: YO MISMA."

Al día siguiente se casaron, no comieron perdices, pero hicieron una casa de piedras.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Un Tigre Mirlado

En un Mundo desconocido...

... un tigre blanco que se comió un mirlo blanco.

- ¿Por qué hiciste eso? -preguntó el león al tigre blanco.

- Porque quiero ser tan extraordinario como un mirlo blanco.

- Deja de ser tan creído, que ya tienes bastante con ser un tigre blanco.

- Pero quiero más, siempre voy a querer más... -"A alguien conseguiré destronar".

Todo el mundo dejó de admirar al tigre blanco y más que despreciarlo se dedicaron simplemente a desprestigiarlo. Dejaron incluso de tenerle miedo porque sólo iba por las presas más grandes y difíciles.

El tigre dejó de encontrar presas que merecieran ser atacadas y amenazó con marcharse del lugar. Al encontrarse rechazado por el resto de su sociedad se sintió realmente muy herido.

- Me he comido un mirlo blanco y soy un tigre blanco, por lo tanto soy muy especial, ¿por qué os da igual que me fuera?

Nadie le respondió, simplemente se dedicaron a darle la espalda. El tigre huyó de allí.

Una vez fuera siguió sin encontrar ningún reto que se preciara, así que cada vez se alejaba más y más... hasta encontrarse con la raza humana. Se cruzó de frente con un poblado entero y al estar bastante ambriento decidió atacar a uno de aquella raza que no se comportaba como animal e incluso merecía morir. Parecían débiles, así que sería muy fácil, no tendría ni que ocultarse entre la hibera para pillar al más grande de todos...

Mientras se acercaba veían cómo ellos le miraban y se movían inquietos de un lado a otro, pero no huían. Olía el miedo a donde quisiera mirar, pero no sentía el pánico que debían respirar. Mientras tanto se acercaba.

¡¡¡BOOOM!!!

Desorientado por el trueno sin tormenta que sonó salió corriendo para atrás huyendo de aquellos seres que teniendo miedo no sentían pánico...

Volvió a las semanas para investigar a ese animal corrupto. Otra vez la misma escena... pero esta vez se quedó a mitad de camino de la huido y se volvió para seguir estudiando su reacción. "Son como mirlos blancos". Y fascinado quiso cazarlos a todos para alimentarse de su extraordinariedad.

Por supuesto que no consiguió ni un sólo de su ejemplar y perdió bastante sangre, consiguiendo diversas marcas de guerra que preferiría no exhibir nunca.

Acabó volviendo a su lugar en la selva, donde vivía desde el principio de esta historia, y al verle tanto sufrimiento a cuestas sus compañeros decidieron volver a aceptarle, y él consiguió aprender las lecciones que le enseñó la experiencia:

- Si te comes un mirlo blanco, no te conviertes en mirlo blanco.

- Las cosas no son lo que parecen.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Apagar el Fuego

En un Mundo desconocido...

... se descubrió cómo apagar el fuego.

En todas las tribus que habitaba el planeta había un fuego encendido incapaz de apagarse. Estaba encargado de proporcionar calor y alimentos cocinados, pero los habitantes ya estaban hartos. Necesitaban frío para desear el calor corporal de sus cónyugues y para la supervivencia con el agua, que escaseaba.

No existen fuentes al respecto, pero está científicamente demostrado que una tribu por el Norte consiguió por fin apagar el Fuego 3.000 años a.T.

Desde entonces disfrutamos del frío.

martes, 11 de diciembre de 2007

Conformismo

En un Mundo desconocido...

...un niño pequeño paseaba por las praderas de la injusticia buscando un poco de felicidad. Un buen día la encontró.

No sabía cómo se llamaba lo que sentía en su interior que hacía la vida más feliz, así que decidió buscar el nombre a ese sentimiento que le producía felicidad.

Fue a su madre y le preguntó:

- Mamá, ¿por qué siento felicidad si el mundo es muy injusto?

- Hijo, me alegra que seas muy feliz...

- No Mamá, no soy muy feliz, sólo siento un poco de felicidad.

"¿Qué más dará? Es felicidad..." pensó la madre y le contestó:

- Pues puede ser porque hayas encontrado la meta de tu destino o la senda de tu vida.

- ¿Y cómo se llama ese sentimiento?

- ¿Sentimiento? Pues ahora mismo sólo se me ocurre una cosa: equilibrio.

- Muchas gracias, Mamá. - Y el niño salió decepcionado de la cocina sabiendo que no había encontrado la respuesta. Decidió seguir buscando y se encaminó donde se encontraba su padre fumando una pipa y leyendo el periódico en un sillón que estaba delante de una televisión apagada.

- Papá, ¿cómo se llama ese sentimiento que percibes cuando eres feliz sin tener razones para ello porque el mundo que te rodea es muy injusto?

"¡Qué listo nos salió el puto niño de los cojones! ¡Me cago en la puta! ¿Y ahora qué le respondo para no parecer tonto?" Le miró directamente a los ojos por encima de las gafas con cristales de cubo de vaso tomando una gran calada de la pipa.

- Hijo, a tu edad sólo deberías preocuparte del siguiente juego que quieras jugar -le decía mientras se preparaba una respuesta que pareciera inteligente- Pero aún así es muy difícil de explicar, realmente. Yo personalmente creo que ese sentimiento se identificaría perfectamente con un sentimiento de superioridad.

- Eso no es un senimiento, Papá.

- Yo creo que sí, y otra cosa no te puedo decir, Hijo.

Decepcionado siguió buscando y tras hartarse de buscar decidió salir con los amigos y disfrutar realmente de su sentimiento, aunque no supiera cómo llamarlo.

Mientras paseaba por la calle se encontró con su amiga y ella le invitó a jugar. Aceptó encantado porque con su senimiento le daba igual con quién jugar. Ella le propuso jugar a las muñecas mientras un niño mayor paseaba a su vera escuchando la conversación. Él aceptó con un: "Pues vale, me da igual". Y el mayor entre dientes para que sólo el niño le escuchara le espetó:

- ¡Qué conformista eres!

Y el niño comprendió...

lunes, 3 de diciembre de 2007

El Avión Estrellado

En un Mundo desconocido...

...un avión calló en el olvido.

Todo porque un buen día decidió estrellarse después de ver una estrella fugaz. Ustedes se preguntarán cómo llegó a esas conclusión tan extremista, pero habría que preguntársela a él, porque yo sólo puedo contar lo que pasó.

Resultó ser un día ideal para estrellarse, ya que las montañas eran muy altas, los picos muy puntiagudos, el cielo muy nublado, el piloto muy distraído y el avión terriblemente aburrido.

Después de viajar durante un buen rato por los cielos, el avión quiso hacerse notar, pero no bastaban las estrellas amarillas que tenía pintadas en todo lo largo de su armazón, quería ser una estrella de verdad... así que decició estrellarse.

El plan maquiavélico del avión consistía en salir en todas las cadenas de televisión sin que ninguno de sus pasajeros sufriera el más mínimo daño, así que tendría que hacerlo disimuladamente, como si le rompiera una ala y bajar poquito a poco a uno de los valles que se encuentra entre las montañas.

Consiguió estrellarse según el plan previsto y salió en muchísimas cadenas de televisión por el avión héroe que consiguió no tener ningún pasajero herido... En su memoria, ahí le pusieron una plaquita con el número de vuelo y la fecha... El avión se sentía muy orgulloso.

Pero al cabo del tiempo dejaron de visitarle, dejaron de darle nada y se olvidaron por completo del avión estrellado. Aún así, su momento de gloria no se lo quitaba nadie, aunque ahora echaba terriblemente de menos volar y sentir el traqueteo de las bobinas. El momento de gloria sólo es un momento.