martes, 6 de abril de 2010

Envi, la princesa maltratada.

En un Mundo desconocido...

...nació una niña preciosa, rubia como el Sol y blanca como la nieve. En brazos de su madre, la reina del País Dulce, fue conocida como Princesita Envi, porque todo el mundo creía que era una enviada del Dios Bueno. Nadie ha sido capaz de evadirse del encanto que transpiraba la niña, ni siquiera intentaron evitarlo... ¡era tan encantadora!

Dicen que la envidia es mala y fue una desgracia que acompaña la historia de Envi. Tuvo el Dios Malo la gracia de conocer su existencia y decidir que debía importunarla tanto como ella no fuera capaz de soportar. Como solía estar muy ocupado con tantas otras desgracias, decidió enviar para tal tarea a una de sus brujas predilectas, Casti.

La naturaleza de la maldad de Casti era el castigo inminente a todo ser, se lo mereciera o no, según las órdenes de Dios Malo. En otra época había recibido muchos bienes del Ser Superior y a cambio regaló su alma trastornada con una y mil maneras de mancillar la integridad.

Envi, en su vida infantil de Princesa, estuvo jugando en el patio del castillo como acostumbraba con los hijos de los criados. Siempre tuvo un trato preferente, no sólo por su condición de princesa, sino también por su encanto personal. Era algo que le fastidiaba particularmente, lo cual gustaba más a sus compañeros de juegos... Eso hizo que finalmente decidiera alejarse del grupo, ordenarles que no se acercaran, y esconderse durante un largo período de tiempo en el pozo.

Casti le estaba esperando... Había aguardado desde hacía mucho tiempo, pensando y reinventando torturas para la niña, hasta que por fin calló en la trampa.

Seis años tenía Envi cuando la bruja malvada le introdujo por primera y última vez en la cueva de una alejada montaña a la que llegaron en un abrir y cerrar de ojos detrás de un humo espantoso y maloliente. Ahí la torturaría hasta la eternidad. Como no tenía condiciones para hacerle daño, no hacía falta hechizar a la niña bajo ninguna restricción de bruja, es decir... no había manera de liberarla.

La rutina de Casti era maltratar a todos sus "huéspedes" y lo hacía bajo un órden riguroso y una organización absoluta del tiempo. Se veía obligada a cambiar la rutina cuando ingresaba alguien nuevo o cuando otro se daba de baja, pero lo reestructuraba todo para gastar el mínimo esfuerzo y tener menos dolores de cabeza. Como Dios Malo había ordenado "maltrato permanente" sobre la niña, su rutina cambiaría realmente poco. Tenía sus métodos de tortura en los cuales no tenía que estar presente, aún así, le daba un énfasis especial a la niña con media hora diaria.

Envi cada día estaba más y más triste, de verdad pensaba que jamás se terminaría aquél calvario que pasaba. Lloraba y lloraba sin saber si aquella llorera tenía sentido.

Envi había olvidado su día de cumpleaños, no sabía cuándo era... ni siquiera sabía en qué día estaba. Desconocía la Navidad y las fiestas de rigor. Hasta que llegó un buen día un nuevo huésped el día que cumplía 18 años.

Era un hada de los deseos llamada Desa que ya conocía a Casti, sin llevarse muy bien jamás, pero sin tener altercados, hasta que Desa le pidió que dejara de tratar tan despóticamente a la gente, lo cual enfadó a la bruja tanto como para secuestrarla y ponerla en la lista de "huéspedes".

Envi y Desa no se conocieron hasta que Casti decidió que la hora de tortura de Desa coincidía con la media hora de Envi, y que sería en la misma sala de tortura. Creía que Envi estaba lo suficientemente deprimida para no percibir la existencia de Desa, pero se equivocaba.

Entablaron una amistad... silenciosa. Sabían que la bruja podría percibir si se salían de la pauta, por lo que tenían cuidado con sus comunicaciones, que se basaban en mensajes con la mirada. Cuando Desa estuvo segura de contar con el apollo de Envi decidió tomar las riendas y mantener una comunicación telepática, casi mata del susto a Envi.

Le contó que era una hada de los deseos y que tenía poderes mágicos, pero sólo podría llevarlos a la práctica si era para cumplir un deseo y ella no podía pedírselos a ella misma, por lo que necesitaba la colaboración de Envi, necesitaba que la princesa pidiera el deseo de liberarse.

Envi se pasó la semana pensando, torpemente... porque todavía tenía un lenguaje muy simple ya que no pudo desarrollarlo después de los seis años. Aún así, consiguió pensar.

La siguiente vez que se encontraron dijo en voz alta: "Deseo liberar a todos los torturados de Casti y que no pueda volver a torturar nunca más. Además, quiero que todos vuelvan mágicamente a su hogar".

Desa cumplió el deseo y Envi pudo regresar a su castillo. Todo el mundo le acogió con grandísimo asombro detrás de un humo rosado. Pero se alegraron mucho. Todo volvió a la normalidad en la medida de lo posible y fueron felices para siempre.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Jaligan y la enfermedad del País de la Papelería

En un Mundo desconocido...

...hubo una mujer que deambulaba por las calles bajo una túnica roja que ocultaba su identidad. Daba limosna a los pobres y ayudaba a los convalecientes con medicinas que necesitaban, pero jamás decía su nombre.

En realidad se llamaba Jaligan y era la reina del país de los papeleros. El País de la Papelería era muy bien conocido por todos porque suministraba todos los recursos que los países que lo rodeaban y todos estaban muy contentos por el buen servicio que hace el rey con los otros reyes.

Era costumbre que los reyes se encargaban de las negocioaciones con el extranjero y se dedicaban a las exportaciones, principalmente, y las reinas estaban a cargo de todo lo que ocurriese dentro de las fronteras, incluso de las importaciones (aunque eran más bien escasas).

Jaligan era muy competente en sus deberes, pero se negaba al reconocimiento y a la fama. Decía que las cosas buenas deben darse gratuitamente para que el alma ganara energía positiva, y así era.

Todo marchaba como todos los días en el pequeño País de la Papelería cuando un ogro fijó su mirada en el próspero recinto. Sentía asco ante tanta limpieza y bondad y se propuso a sí mismo destruirlo todo.

Así entró el malvado ser, infectando a la gente con su aliento de enfermedades desconocidas, pero tenía un curioso poder. Se podía hacer invisible y nadie sabía cómo llegó la oleada de enfermedad al país.

Jaligan, muy preocupada por el extraño fenómeno en el que se veía su país, decidió pedir consejo a su secreto.

Cuando era pequeña le regalaron algo muy especial, una lagartija que podía hablar y tenía sueños que predecían el futuro. Sólo podía ser consultado tres veces por una misma persona, después ha de regalarse al sucesor más cercano posible. Desde que nació el País de la Papelería siempre fue transferido a la reina, pero Jaligan nunca sintió la necesidad de consultarlo... hasta ahora.

La lagartija le contó que soñó con un ser verde, grande, sucio y malvado, conocido como todos por el Ogro Valtimi, aunque nadie sabía su verdadero nombre... que era Sácudo. Si conseguía que alguien sin infectar en plena Luna Llena le gritara el nombre a la cara, todo volvería a la normalidad... Como predecía el futuro le dijo, lo conseguirás sólo si consigues escribir sin tinta sobre un papel rosa el nombre del ogro y lo haces llegar a todo humano del país, pero sólo debe escribir el nombre, sin especificar qué significa.

Y la lagartija le advirtió que debía guardarse los siguientes dos consejos muy bien, porque malgastarlos significa su ruina. La reina quería preguntar más cosas, pero entendió que serían las dos consultas que le quedan y siguió el consejo de la lagartija.

¿Cómo puede conseguir ella escribir algo sobre un papel rosa sin tinta? ¿A qué tipo de tinta se refería? ¿Podría hacerlo con barro o eso también es tinta?

Pasó la primera Luna Llena y medio país estaba infectado por el ogro... Si no lo conseguía para la siguiente Luna Llena se quedaría sin país que gobernar. De repente le vino la idea...

La gente, para escribir, dibuja las letras... ¿y si dibuja el papel en lugar de las letras? No se puede hacer un papel rosa sin tinta, eso era innegable, ¿y si hacía el papel rosa dejando en blanco la palabra "Sácudo"?

Y fue así como lo hizo... A todo ciudadano del país le llegó de un día para otro un papel rosa con la palabra Sácudo en blanco. Nadie entendió nada.

La noche de Luna Llena estaba casi todo el país infectado, sólo quedaban el rey y la reina por infectar. Ambos lamentaban la situación y la reina sólo podía llorar. El rey, desesperado, iba de un lado a otro intentando resolver el enigma de la enfermedad y del papel rosa (la reina no se lo había contado).

Intentando buscar la respuesta en la luz del fuego de la chimenea advirtió un extraño estremecimiento de las llamas... sintió la necesidad de levanatarse y gritar, no sabía qué gritar... pero gritó. El castillo se doblegó al escuchar:

"¡¡¡¡¡SÁCUDO!!!!!".

Y todo se quedó en silencio... todo dió vueltas... Apareció ante él un ser verde, grande, sucio y malvado que le miró fijamente con sus ojos rojos y desapareció. Igual que la enfermedad de todo su pueblo.

Al día siguiente el País se levantaba ante un nuevo resurgimiento. Nadie supo el papel de Jaligan en todo esto, pero todos estaban agradecidos al bienhechor. Se decidió celebrar anualmente el día del Sácudo, donde un ogro era quemado en una hoguera y había fuegos artificiales durante toda la noche.

Y ella se llenó de energía positiva.

jueves, 11 de marzo de 2010

Reabriendo Temporada

Mucho tiempo ha pasado desde la última vez, muchas historias que no se han contado han ocurrido desde el último post... Sólo puedo decir una cosa, LO SIENTO.

No era mi intención abandonar este lugar al poco de haber encontrado su fin y los métodos, pero me he visto obligada por diferentes y variados motivos que no creo que quepan en este pequeño rinconcito.

Aún así, es un grandísimo placer anunciar que... HE VUELTO. Renovada, retransformada, reilusionada y reconvertida, sin limitaciones tanto a la imaginación ni a la periodicidad de las publicaciones.

Seguiré con el método de las tarjetitas y la obligatoriedad de tener finales felices.

He encontrado por fin Trochilandia y no quiero alejarme de aquí.

jueves, 23 de octubre de 2008

Flor de los Duendes

En un Mundo desconocido...

... había una princesa muy soñadora. Siempre tenía sueños muy hermosos donde todo era genial y, curiosamente, todos sus sueños se hacían realidad. Si una noche se le ocurría que quería un helado de chocolate especial, a la mañana se lo ponían sus sirvientes sin ella decirles nada.

Cuando era un poco mayorctia, tuvo su primera pesadilla: un ogro venía a raptarla para comérsela porque le apetecía princesa a la plancha. La princesa pasó mucho miedo y tuvo que dormir esa noche en la cama de los reyes.

A la mañana siguiente se fue con el Caballo Real a dar un paseo por el bosque y como todos los días, intentó escaparse, aunque nunca lo conseguía, esta vez lo consiguió. Estaba fuera del alcance de la vista de su cuidador y maestro, pero no se dió cuenta que estaba al alcance de la mano de un ogro bastante grande, gordo y grotesco.

A pesar de los incesantes gritos de la princesa, el ogro no la soltó y se la llevó a una gruta escondida detrás de una cascada porque pensaba freír a la princesa y comérsela rellena de Caballo Real, que al ogro le hacía mucha gracia.

La cascada era una cascada especial, porque cerca habitaban unos duendes muy traviesos que siempre intentaban imitar al ogro, porque el ogro era realmente muy gracioso. Pero cuando escucharon lo que iba a hacer con la princesa, no les gustó.

Así fue como decidieron rescatarla. No sabían cómo ni cuándo, pero tenían que ayudarle a huir. Además, seguro que la recompensa sería muy buena.

Los duendes aprovecharon que el ogro no podía verles porque eran bastante más pequeños, se acercaron a la princesa para discutir los planes generales. Pero ninguno conseguía convencer a la princesa.

Aburridos todos de la situación, cada uno se echó a dormir, entonces la princesa recordó el poder de su sueño y decidió que soñaría su liberación.

Una vez dormida soñó que sus nuevos amigos metían al ogro en una enorme barbacoa y lo tostaron mucho, desataron a la princesa y se fueron de nuevo cada uno a su casa.

Cuando se despertó, estaba en el casillo. Todo le pareció un sueño, pero nadie venía a traerle el desayuno, parecía que estaba sola en el castillo porque tampoco escuchaba ruidos. Aprovechó el silencio para dar media vuelta y seguir soñando.

El siguiente sueño estaba ella con los duendes en el bosque, que estaban en una Fiesta de Primavera donde estaban todos los súbditos y los reyes (sus padres).

Se divirtió mucho en la fiesta y los duendes, antes de despedires, le regalaron una flor muy especial, plantada en una maceta que debe regar con lágrimas cuando llorara. Y si no lo hacía, que la llenara de alegría.

Cuando la princesa despertaba del sueño, todo volvió a la normalidad y al preguntarle por la fiesta de primavera a sus sirvientes, le dijeron que era otoño y que no hubo ninguna fiesta.

Mientras miraba extrañada la ventana se dió cuenta que estaba la Flor de los Duendes esperando su alegría.

Montañas Lejanas

En un Mundo desconocido...

... había una niña pequeña que era muy feliz con sus padres. Vivían en un bosque verde con ríos azules y cristalinos donde se podían ver montañas marrones, blancas y muy muy altas.

La niña tenía un vecino que era su mejor amigo, pero era bastante travieso y, aunque ella era una niña obediente, hacía las travesuras con él siempre y cuando no desobedeciera en algo a sus padres.

Muy a menudo hablaban de lo bonitas que eran las montañas y de todas las cosas que harían si estuvieran allí.

Un buen día la niña cayó en la cuenta que nunca le habían prohobido ir allí sus padres y cuando les preguntaba por las montañas sonreían felices y le hablaban con alegría. Así que cuando tuvo suficiente edad para ir sola al campo se armó de valor para pedirles a sus padres una excursión a las montañas.

Fue entonces cuando vió la primera mirada triste de su padre en la vida. Por lo visto ya no podía volver a las montañas que le hicieron feliz alguna vez. Pero no le prohibieron ir a ella.

Al año siguiente, cuando soñaba con las montañas todos los días, no pudo contener el deseo de ir y se lo contó a su madre, que necesitaba ir a las montañas o su alma se moriría de pena.

La madre, para sorpresa de la niña, sonrió amablemente y le acarició la cabeza.

- Bueno, te voy a dar un secreto de familia.

Se fue a la habitación y volvió con un palo de madera.

- Cuando consigas diferenciar este palo de un palo cualquiera, estás realmente preparada para ir a las montañas.

La niña cogió el palo muy feliz y se fue a buscar a su vecino para contarle la noticia y que le ayudara con la diferencia del palo.

Estuvieron muchos días buscando cómo lo podían diferenciar de otros palos, o cómo encontrarlo en un montón de palos. Siempre fallaban o siempre se perdia y la madre de la niña tenía que venir a darles el palo que era del montón de palos que tenían.

Un buen día, cansados ya del palo, le dijo el vecino a la niña:

- A casa.

Repentinamente el palo se elevó del montón y se puso delante de los dos niños. Se quedaron alucinados, pero siguieron el palo y justo en el punto donde se separaban sus caminos, el palo volvió a caer al suelo.

Al darse cuenta de lo que había pasado, la niña fue corriendo a su madre para contárselo. Entonces la madre le contó que era un objeto mágico de familia y que podía guiarla en las montañas a donde ella quisiera ir. También podía cambiar de tamaño para servir de apoyo mientras caminara, o más grande aún para salvar obstáculos y le pidió que nunca se olvidara de él cuando fuera a las montañas. La niña aceptó encantada la condición porque le gustaba mucho el palo encantado.

El siguiente lunes llamó a su vecino para dar su primer paseo por la montaña, pero estaba castigado y no podía salir. Ella se debatía entre irse acompañada e irse sola, y mientras se decidía se pasó el día y se hizo de noche. Finalmente fue al día siguiente, y su vecino ya se pudo ir con ella.

Ahí se encaminaron ellos. En el linde de las montañas la niña le dijo al palo que quería ir a un sitio encantado. Allá que les encaminaba, cada vez por lugares más lúgubres de un bosque. Subían y subían y en cada parada admiraban los bellos paisajes que se les presentaban.

El pasiaje verde se convirtió en blanco, acompañado de un frío tremendo. A lo lejos apareció un bonito castillo de hielo y el bastón se paró en seco cayendo al suelo cuando se acercaron.

Ambos decidieron entrar para averiguar qué tenía de encantado el castillo. Las puertas se abrieron solas y las luces se encendían sin que nadie diera a los interruptores. Estaban muy asustados, pero siguieron adentrándose.

Finalmente se encontraron con una mujer congelada en un bloque de hielo. Era hermosa y parecía dormida. Decidieron ayudarla, pero no sabían cómo hacerlo. A la niña se le ocurrió la genial idea de pegarle con el palo. Lo convirtió en bastón con una orden y arremetió contra el bloque al instante siguiente.

Enseguida la mujer abrió los ojos y puso una expresión enfadada. Con su furiosa mirada buscó en derredor a los causantes del sueño interrumpido y tal arpía se lanzó contra los niños encarcelándolos en una jaula.

- ¡¡¿Cómo se os ocurre quitarme el letigio de un dulce sueño?!!

Los niños no consiguieron contestar por el pánico que les atenazaba el dulce corazón y en contrapartida la bruja blanca se puso más furiosa.

- ¡Con un deseo mío os puedo quitar el derecho a vivir y estaréis condenados a servirme como esclavos, ¡¡para siempre!!!

En la mente de la niña se dibujó la cara preocupada de la madre.

- ¡¡¡No!!! ¡Tengo que llegar a casa antes de la noche!

La Bruja Blanca se quedó un poco turbada y miró al niño.

- ¡Lo ha dicho ella!- dijo el niño temiendo que con las mismas ella le matara con la mirada que le ha echado.

- Bueno, sigo estando cansada. A ver si seguís vivos para cuando me despierte dentro de cientos de años.

Y se fue a otra habitación mientras se convertía de nuevo en un bloque de hielo.

La niña no sabía qué hacer, tenía que salir de ahí como fuera pra no preocupar a su mamá.

Finalmente se le ocurrió una brillante idea. Le pidió al bastón que se convirtiera en llave para abrir el cerrojo. Así fue como salieron de allí y llegaron a casa guiados nuevamente por el palo.

Le contó todo a su madre y la madre le sonreía mientras se lo contaba y la niña pensaba que no le creía, pero lo que no sabía la niña es que se había encontrado con un antepasado suyo con quien tendrá que pasar una prueba para hacerse mayor.

La madre no quería estropearle la sorpresa y le alentó para que hiciera más excursiones poniendo mucho cuidado y teniendo el palo siempre cerca.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El Perro Guardián

En un Mundo desconocido...

... una princesa feliz como una perdiz estaba en un reino naranja donde todos odiaban reñir. De hecho, estaba prohibido reñir por decreto real, todas las cuestiones de disputa las solucionaba la reina.

La reina no era la verdadera madre de nuestra princesa, era su madrastra que la encontró abandonada en un bosque cuando ella era todavía un bebé, pero ella no lo sabía.

La princesa sentía todo el cariño que le mostraba el reino. Era un reino bastante pacífico, tenían sus trovadores particulares que hacían las delicias de los demás reinos, pero eran felices como podían en el que estaba la princesa, que siempre era muy amable con ellos.

Un día la reina le dijo que iba a tener una hermanita y nuestra princesa tenía miedo porque podían dejar de quererla como princesa del reino.

Un día, cuando a la Reina se le empezaba a ver la tripa ella se fue al bosque con uno de los trovadores. Una vez fuera, mientras le contaba sus penas, el trovador le prometió que encontraría la solución.

La llevó más adentro del bosque y parecía buscar una señal en los árboles. Ante un árbol grande con la mitad del tronco verde, se le iluminó la cara y tocó tres veces con los nudillos y una con la palma.

Un sombrero picúo negro salió de entre las sombras con una carcajada malvada que tronaba por todo el bosque. Cuando reconoció a la princesa vió en ella que no era de sangre azul, por mucho porte real que pudiera presumir y decidió raptarla para averiguarlo. Así que sin que el trovador tuviera ocasión de decir palabra y casi nadie se diera cuenta de nada, la bruja cerraba la puerta del árbol a su espalda con la princesa entre brazos.

Una vez dentro, la princesa pudo reconocer un laboratorio, de lo que no se percataba era que era un laboratorio especial, no como en el castillo, donde se hacían pruebas químicas. En ese laboratorio se hacían pócimas. Pócimas como el Jugo de la Verdad, un líquido que hasta que no se expulsara del cuerpo se decía toda la verdad, aunque ni siquiera se supiera.

Por ejemplo, si se pregunta a alguien que lo ha tomado el tiempo que hará mañana, sólo podrá decir la verdad y lo que diga es lo que ocurrirá.

Mientras tanto, en las afueras, cuando el trovador se dió cuenta de lo que había pasado, salió corriendo para ir al castillo.

Un perro que había visto toda la escena le saltó para evitar su avance. Era el Guardían del Bosque y tenía el encargo especial de vigilar a la Bruja del Bosque porque últimamente estaba siendo demasiado desobediente.

El trovador se desmayó del susto y cuando al despertar se dió cuenta que el perro hablaba, volvió a desmayarse. Una vez recuperado y concienciado que el perro podía hablar, intentó entender su mensaje, dado que con un hocico es difícil entender el habla humano de un perro le resultó un poco difícil. En grandes medidas entendió que él se encargaría y que esperara a que le devolviera a la princesa para regresar.

Al momento vió cómo el perro enorme y sobrenatural se introducía en el árbol fantasmagóricamente. Se sentó para esperar y las noches pasaban y empezó a sentir hambre cuando se planteó regresar.

Cuando el perro se introdujo en el árbol, recorrió los pasillos guiado por su olfato. Olía a la bruja por cualquier parte, pero instintivamente sabía el último lugar por donde pasaba. Sabía que el tiempo en el árbol mágico pasaba de manera distinta, pero no exactamente a qué velocidad. La última vez que entró recordó haber estado 3 días y por lo visto pasaron casi 2 años y medio. En cambio la primera vez sintió pasar dos semanas y no llegaron a 3 horas.

Dejó esos pensamientos de lado para concentrarse en la tarea que se había encomendado: rescatar a la princesa, aunque no oliera a princesa, pero no podía permitir las maldades de la bruja.

Tras recorrer cientos de pasillos, encontró el laboratorio de la bruja y tras gruñir y ladrar logró llamar la atención.

La bruja, sabiendo que no surtiría efecto, intentó transformar al perro en un gusano, pero no lo consiguió. El perro era un guardián mágico, no se podía utilizar la magia sobre él.

Al ver las intenciones de la bruja, el perro saltó sobre ella y en humano le dijo a la princesa que se montara en el lomo.

La princesa lo hizo sin vacilar un sólo instante y galopando encima del perro consiguió salir, pero justo antes de salir recordó que su problema no había tenido solución e hizo pararse al perro para preguntarle qué iba a ser de su vida cuando naciera su hermana.

Como buena costumbre de los grandes sabios respondió con otras preguntas:

- ¿Por qué no dejas que el tiempo responda?

- ¿Donde está el tiempo?

- En el paso de los momentos.

- ¿Por qué no lo puedo saber ahora?

- ¿Para qué lo quieres saber?

- Para asegurarme mi futuro.

- ¿Y qué tienes asegurado en el pressente si no salimos del árbol y te alcanza de nuevo la bruja?

Después de pensar un rato, la princesa contestó:

- Quiero irme a casa...

Así que salieron juntos, se encontraron con el trovador, que ya tenía barba de muchos días y la princesa llegó al castillo sana y salva.

lunes, 13 de octubre de 2008

Madre Encarcelada

En un Mundo desconocido...

...una niña paseaba tran ricamente por un bosque. El bosque tenía incontables árboles y cada uno era de una especie diferente. Resultaba bastante agradable escuchar el viento pasar por sus hojas y ver cómo los animales saltaban de uno a otro.

En el bosque la niña se sentía feliz, era como su primera casa en lugar de la segunda. Pasaba las horas muertas observando crecer a los cachorros y cómo la madre los amamantaban. Se divertía mucho con ellas, ya que la suya por lo visto estaba desaparecida. Su padre nunca pudo explicarle nada, simplemente le dijo que su madre se fue y que no sabía si iba a poder volver. Por ello la niña pasaba su vida en el bosque, su padre estaba demasiado ocupado en sus quehaceres y encima haciendo de madre, realmente no podía con todo y la educación de la niña se lo dieron las madres de los animalitos.

Un buen día le vino un lobo a hablarle, era el jefe de la manada y la niña estaba un poco asustada, pero era por el respeto que le tenía. Le dijo que él sabía dónde estaba su madre. Cuando apenas disfrutaba la niña de los cinco años vino un hombre malvada a encarcelar a su madre porque era realmente la más bella del reino. Quería que fuera su mujer, pero al estar casada no podía serlo y sentía una enorme rabia, así que la raptó.

Parecía que estaba en el casitillo más alejado del reino, después de muchos kilómetros de bosque e incluso muchos kilómetros de lago, pero él le acompañaría a encontrar a su madre y que pudiera ser feliz.

Empezaron el camino juntos y ella empezó a sentirse reconfortada ante la compañía de tan ilustre animal. Sabía que con él no podía pasar nada y comprendía la enorme paciencia que él tenía con ella. Se sentía compenetrada con ese animal y el respeto que sentía rozaba la admiración.

Encontraron el casillo. Era una fortaleza lúgubre y oscura donde los habitantes se vestían de negro. Cuentan que cada semana moría alguien y se acostumbraron tanto a vestir de luto que lo tomaron como el color oficial de las prendas de vestir para todos los días.

El lobo tenía problemas para entrar disimuladamente en el castillo, pero consiguieron la manera de entrar después de encontrar un carro abandonado. Una vez dentro el castillo parecía un laberinto con obstáculos. Tenían que encontrar la llave antes y suponían que lo tenía el dueño del castillo. Así que buscaron al dueño y al reconocer la llave de la puerta que podría ser la de su madre le atacaron.

Hubo una trifulca muy grande. El carcelero tuvo la oportunidad de agarrar a la niña por el cuello y mientras lo conseguía, el lobo se lanzó a por él y le mordió el cuello, proporcionando el mordisco con el amor que sentía por la niña, casi consigue matar al carcelero, pero la niña no se lo permitió.

Le quitó las llaves al carcelero después de amarrarle a una silla y se fue a los calabozos tras preguntarle por el paradero de su madre.

Liberó a su madre y volvieron a casa todos juntos. El lobo nunca se separó de ella y le protegía siempre de quien necesitara. La madre se dedicó a su educación y el padre a su trabajo, como debía ser desde los tiempos de los tiempos.